Los actos fallidos nos hablan de algo que nuestro inconsciente quiere expresar. Freaud demostró que son formaciones del compromiso entre lo conciente y lo reprimido. En este sentido el intendente destituido, Blas Antonio Altieri, no escapa a la regla psicoanalítica.
En el reportaje realizado por Sergio Michnowicz y publicado por El Mensajero de la Costa, Altieri cuidadosamente fue enhebrando un discurso que apuntó a las próximas elecciones de agosto y octubre. Negó la realidad, destacó la obra pública del gobierno, se jactó de la honestidad de sus futuros candidatos y se mostró como el patriarca de una comarca atorada por sus enemigos (¿el Pueblo?). Todo iba relativamente bien hasta que el ex mandatario derrapó por culpa de un desliz verbal y del sapo. El periodista hizo mención a expresiones dichas por él: “Uno no puede olvidar palabras suyas cuando dijo que se tuvo que comer un sapo para salir adelante...”. Entonces por la boca de Altieri el inconsciente se manifestó en toda su extensión: “Lógico. Tuvimos que negociar a veces contra principios que el partido no tenía” (sic). La frase, que puede resultar paradojal, es lisa y llanamente “un fallido”. ¡Y otra vez el sapo! Entendemos que Altieri quiso decir que tuvieron que negociar en contra de los principios del partido. Pero lo reprimido salió a la superficie y agregó: “principios que el partido no tenía”.
Nota. Principios son las normas éticas y morales que orienta la manera de pensar o de obrar de un individuo. Cuando se carece de principios, solo hay fines a cualquier costo.
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