(DIARIO PERFIL, 11/01/2012) Por Mariano Confalonieri / Gisela Nicosia | 10/01/2015 | 01:2
Tres amigas posan, tragos en mano, en la puerta de la disco Ku, al lado del operativo.
Foto: Juan Obregon
Desde Pinamar
Un grupo de mendocinos llega con una botella de plástico cortada al medio y un cóctel de fernet con cola adentro. “¿Saben que ahora van a hacer controles de alcoholemia en la entrada?”, pregunta PERFIL. Los chicos se sorprenden. Y aseguran que no dejarán de tomar. Pero la noche en Pinamar promete cambiar, aunque sea gradualmente, para regular la ingesta de alcohol, que es cada vez más fuerte entre los jóvenes.
En el complejo Ku, el único boliche de Pinamar, su dueño, Gustavo Palmer, firmó un convenio con autoridades provinciales para hacerles soplar la “pipeta” a todos aquellos que entren a la disco. Son casi las tres de la mañana. La gente comienza a ingresar. Aquellos que no tienen alcohol en sangre se llevan remeras del boliche y entradas para el campeonato de fútbol de verano.
Mientras tanto, en la calle, las autoridades del Registro de Bebidas Alcohólicas (REBA) controlan el alcohol en sangre de los automovilistas. “Nos encontramos de todo. Muchos llegan al boliche habiendo ingerido bebidas en la previa. Y muchos hacen la previa en la casa. Los padres te dicen que prefieren que lo hagan así por la inseguridad. Pero es algo que tiene que cambiar”, explica Juan Lauro, director de REBA, a este diario.
Héctor Muñoz, médico a cargo de la ambulancia que está en la puerta de Ku, dice que ahora los chicos se cuidan un poco más. “Antes, a esta hora, era una fila de borrachos tirados en el piso”, indica.
El programa Discotecas Saludables incluye que los que entran con auto tengan un conductor designado. Si a la salida del boliche ese conductor bebió, la disco le paga un remise a la casa. Las autoridades de REBA, en tanto, les quitan el carnet de conducir. Si en el vehículo hay alguien en condiciones de manejar, se lo pueden llevar. Si no, el coche es secuestrado.
En una recorrida que hizo PERFIL, la mayor parte de los jóvenes llega habiendo bebido algo, o incluso con bebidas en la mano. A partir de ahora, si no están en condiciones, serán llevados en ambulancia a una guardia y si siguen mal, llamarán a sus padres.
“En los corredores nocturnos no podés manejar con alcohol en sangre, es un peligro”, advierte Lauro. “Sin embargo, lo hacen”, indica.
A fines del año pasado, el ministro de Salud, Alejandro Collia, se reunió con propietarios de los boliches para que colaboraran con la reducción en la ingesta de alcohol. Les pidió que cerraran la barra de tragos a las 4.30 de la mañana y que terminaran con las promociones 2x1. “Hay boliches que hacen hasta 4x1 con tal de llenar los boliches, es una barbaridad”, indica Lauro.
Los jóvenes de la noche pinamarense se sorprenden al tener que soplar la “pipeta”. Y festejan cuando reciben remeras de regalo. “Las chicas toman más que los hombres”, asegura Lauro. La ingesta de alcohol en exceso es un problema desde hace décadas en la noche de Pinamar, que ahora se proponen, aunque sea, disuadir.
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