"Uno advierte sobre lo que considera que se está haciendo mal y te ningunean, hasta que el problema les estalla en las narices y ya es tarde, todos pagamos las consecuencias. Cada vez son más los vecinos que me contactan preocupados por diferentes problemas de la ciudad. La mayoría se queja más o menos de lo mismo: los funcionarios no escuchan, no dan respuesta, algunos tienen actitudes soberbias, demuestran desinterés y falta de empatía (obviamente hay excepciones y es justo aclararlo). El amiguismo, los favores políticos y la obsecuencia al poder se han vuelto una forma de subsistencia. Las necesidades económicas hacen agachar la cabeza, mantener un ingreso fijo seguro a fin de mes parece ser la prioridad. La capacidad o idoneidad para la función pública fue reemplazada por la obediencia debida y la obsecuencia. La información pública y los recursos los manejan unos pocos a discreción. Mientras tanto el sector privado lucha por sobrevivir a una crisis sin precedentes, todo es un laberinto. Lamentablemente muchas de las cosas que se hacían mal desde hace un tiempo empeoraron a partir del 2020. El resultado electoral aplastante del oficialismo y el doble voto de la Presidencia en el Concejo Deliberante hacen que los funcionarios se sientan con impunidad. A esto hay que sumarle las “persecuciones” o maltrato a los que se atrevan a cuestionar. Muy lamentable que otra vez se utilice el poder estatal para generar miedo y disciplinamiento. No se olviden de que el poder no es eterno y en el camino de regreso al llano se encontraran con varios de aquellos que maltrataron."
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