Las usurpaciones, la marginalidad, el poder político, agentes inmobiliarios, la policía, el Ministerio Publico y la corrupción forman parte de un guiso espeso que se pegó en el fondo de la cacerola y por más que se raspe aún no se llega al fondo.
El lunes 15 de diciembre (ver aparte) PinamarInfo publicaba un nuevo capítulo del hotel El Dorado y las circunstancias de su contratación (por el Municipio de Pinamar) para alojamiento de efectivos policiales, en el marco de la “Emergencia de Seguridad” decretada por el gobernador Daniel Scioli durante doce meses, con el objetivo de facilitar los recursos materiales y humanos para acorralar el delito.
La denuncia fue radicada por el concejal de la UCR, Lucas Ventoso, y el expediente que contiene los pasos administrativos del convenio con uno de los propietarios del hotel (aunque son dos) está plagado de irregularidades.
Los propietarios del inmueble, Paganini y Barreiro, aseguran que hoy el hotel está regenteado por una administradora llamada Paola Spatafora y tiene estrecha vinculación con Carlos Mancilla, secretario de Seguridad de Pinamar.
El edificio se encuentra en un estado calamitoso y si bien nunca estuvo óptimo para brindar hospedaje a los efectivos que vendrían a arriesgar su vida y a dar batalla contra el delito, en estos meses no se trató de mejorar las instalaciones. Al contrario, empeoraron. Será por ello que la Guardia Urbana, comanda por el propio Mancilla, clausuró el edificio la semana previa a las fiestas por falla en los servicios sanitarios. Pero al parecer Mancilla se arrepintió porque el miércoles 23 de diciembre el hotel sirvió de hospedaje. Y además de unos cuantos policías que habrían ingresado antes de la clausura, Desarrollo Social del Municipio ingresó una mujer con menores en situación de vulnerabilidad.
El hotel El Dorado forma parte de una trama de coincidencias que despertaría las suspicacias de cualquiera, incluyendo a la que suscribe. Y si se sigue el hilado de la información nos lleva justamente a la casa de Luis Alberto Giuliani, quien denuncia la usurpación de la propiedad por Enzo Calabrese (nota publicada en el mes de septiembre por este medio).
PinamarInfo accedió a un correo electrónico que Jose Fons, agente inmobiliario que intervino como consultor en la contratación de El Dorado, le envió a Mario Barreiro, unos de los titulares dominiales del hotel. Luego de una riña por los negocios, desde la cuenta de Fons salió un correo con fecha 6 de junio de 2014, en el que bajó el tono, y haciéndose cargo del armado de la sociedad del Hotel, manifestó el deseo de que concluyera en buenos términos. En ese sentido para subsanar y calmar las broncas, Fons le ofrecía a Barreiro,a cambio de su parte en el hotel, un chalet:“escriturado a su nombre en todo concepto”. La propiedad no es ni más ni menos que la famosa casa usurpada de los Giuliani ubicada en 25 de mayo y Libertador. Además, y para que no queden dudas el correo incluyó una fotografía del famoso chalet, cuya causa de usurpación se popularizó aún más después de un informe periodístico del programa de Rolando Graña por canal América.
Si repasamos rápidamente los hechos, la maniobra se liga a la denuncia del martillero Dimas Rodal que acusó a Fons y al concejal de Kolina, Juan José Dos Santos, de haber orquestado la maniobra de usurpación de la casa ubicada en Sílfides entre Marco Polo y Robinson Crusoe, y que Rodal tenía a la venta. Según las declaraciones de Rodal a esta cronista los dichos del propio José Fons invocaban a Dos Santos. Si bien la única prueba de ello es la palabra de unos contra otros, las expresiones de Fons en cuanto a la relación con Dos Santos se repiten en Barreiro.
Las dudas se suscitan a partir del recupero del hotel por parte de los propietarios después que se venza el contrato, este 31 de diciembre. Contrato que carece tanto de derechos como de obligaciones.
En comunicación telefónica con PinamarInfo, el Secretario de Gobierno, Sebastián Damiani, no presentó dudas sobre la devolución del inmueble. Pero también aclaró que el tema se encuentra en la órbita de la Secretaría de Seguridad. Por otro lado las vacilaciones son con respecto a las formas empleadas por el secretario Mancilla y el subsecretario Otegui no son muy ortodoxas y parecen manejarse con un sello muy personal.
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