Una fuente cercana al PJ pinamarense, aseguró a NOVA que el intendente intenta entablar una alianza porque “la relación con el vecinalismo está bastante rota”.
En este sentido, agregó que los legisladores justicialistas lejos están de tenderle una mano al aliado político de Blas Altieri, líder del MUPP e histórico gobernante destituido en julio de 2012 por anomalías en su gestión, porque "se rompieron algunos pactos".
A finales de febrero, el presidente del justicialismo local, Héctor Salvatierra, la vicepresidenta, Beatriz Arriola, y el secretario general, Edgardo Carletti, entre otros, pidieron la suspensión del intendente y la formación de una Comisión Investigadora ante la desaparición 400 motovehículos secuestrados por personal municipal y policía de la provincia de Buenos Aires; el dudoso manejo de la publicidad; y la existencia de más de 300 puestos de ventas de jugos ilegales y alimentos no permitidos, cuyos encargados habrían manifestado haber pagado sumas de dinero a funcionarios, empleados municipales o policías.
Como si estos fuera poco, en una reunión mantenida con los concejales en sede del HCD, el intendente reconoció que sus ex funcionarios, Carlos Mansilla y Leandro Otegui, eran unos "coimeros" y que recibían "dadivas" por contraprestación.
Es necesario recordar que Elizalde se hizo cargo de la intendencia en septiembre de 2014, cuando en vísperas de afrontar una interpelación del Concejo Deliberante, la segunda en los dos años que llevaba de mandato, el por entonces jefe comunal, Hernán Muriale, anunció que renunciaría a su cargo.
Lo cierto es que en medio de una ciudad en llamas, el mandatario pretende dar el manotazo de ahogado y salvar su decadencia política recurriendo a una alianza estratégica. Pero sin el apoyo de PJ y del vecinalismo altierista la gobernabilidad y la suerte del alcalde transitan por un mar de dudas.
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