Por Alberto Lettieri, especial para NOVA
Mientras que el Gobierno Nacional se empeña en profundizar la grieta, tratando de amordazar a la prensa a través de Elisa “Lilita” Carrió, insistiendo en que su puja electoral es contra el kirchnerismo y no contra el Frente de Todos, y convocando a marchas con motivos patológicos como “la defensa de la República y de la democracia”, cuando él mismo es el único que la amenaza, desconociendo por ejemplo la misma existencia de las PASO, y sus simpatizantes agreden a periodistas críticos en una marcha en la que, supuestamente, se pretendía reivindicar el pluralismo, el pan peronismo suma y sigue.
Silencioso, ayudando a sostener la gobernabilidad puesta en riesgo por la impericia de Cambiemos, la unidad cobra más cuerpo cada día y su consecuencia no sólo es la victoria en las PASO por más de 15 puntos, sino un incremento de las expectativas electorales a más de 22 puntos, tal como registra la mayoría de las encuestas.
Seguramente eso es lo que más le duele a un Gobierno nacional, que debería ocuparse del bienestar general, pero sólo se ocupa del de sus propios componentes, sus amigos y sus socios. Gobernar para fomentar la grieta poco tiene que ver con el mandato constitucional de “Propender al bienestar general”, una finalidad que siempre han desconocido.
El Frente de Todos no pisa el palito. Lo deja hacer, aplicando el viejo axioma de Napoleón Bonaparte: “Si ves que tu enemigo se equivoca, no lo interrumpas”. A tal punto que nadie, al día de hoy, podría descartar que Roberto Lavagna no vaya a desempeñar algún papel en el próximo gobierno de Alberto Fernández. En los últimos días, Alberto elogió reiteradamente al economista, con quien compartió el gabinete inicial de Néstor Kirchner.
El más reticente a ese acercamiento era, hasta ayer nomás, Juan Manuel Urtubey, quien no ocultaba sus diferencias con Cristina Fernández de Kirchner. El malestar era recíproco y profundo. Pero la catástrofe provocada por la administración de Mauricio Macri exige gestos de patriotismo en favor de la unidad, ya que nadie, en su sano juicio, puede llegar a imaginar dónde nos conduciría una hipotética reelección.
Por esta razón, este domingo se dio a conocer que el 20 de Septiembre Cristina viajará a Salta, para presentar su libro Sinceramente. ¿Dónde? Nada menos que en el Centro de Convenciones, que pertenece al Gobierno provincial, situado a 5 kilómetros del aeropuerto.
Se trata de un gesto evidente de reconciliación entre ambos, que viene a corroborar un acuerdo político electoral previo entre Urtubey y el cristinismo salteño para las elecciones provinciales, que tendrán lugar el 6 de octubre (PASO) y el 10 de noviembre (Generales) De este modo, los precandidatos del Frente de Todos serán el intendente de Tartagal, Sergio ‘Oso' Leavy –quien se inició en la vida política con el padrinazgo de Urtubey y luego migró al cristinismo- y el hasta hace unos días ministro de Economía de Juan Manuel Urtubey, Emiliano Estrada, como vice, quienes competirán con el actual ministro de Salud Miguel Isa, acompañado por Lucía Doljanín, una joven con importante trayectoria en el área de trabajo social.
Ordenada la interna del Frente de Todos -que en Salta incluye al urtubeyismo-, la llegada de Cristina a la provincia, unos días antes de las PASO, significa un gesto determinante en favor de la unidad, propiciada por el gobernador Urtubey.
Mientras que el Gobierno nacional se dedica a dividir y sembrar odios, el pan peronismo apuesta a la unidad para sacar al país, una vez más, de las catástrofes heredadas de las administraciones ajenas. La opción, a esta altura queda en claro: ¿Un país para unos pocos, o un país para todos?
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