Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura bonaerense
En su primer mensaje tras la derrota en las PASO, la gobernadora María Eugenia Vidal repitió hasta el cansancio que ahora estaba dispuesta a escuchar a los bonaerenses, fue tan insistente que por momentos su alocución se pareció a un trabalenguas, cuando afirmó que "escuchamos el mensaje y nos dice que tenemos que escuchar, por eso vamos a profundizar la escucha".
Nadie creyó en ese momento que el plan para la Provincia era solo escuchar, sino más bien se trató de un relato de ocasión mientras el oficialismo ganaba tiempo y articulaba los acuerdos necesarios para poder avanzar con anuncios para los sectores más castigados de la Provincia.
Pero esta semana, luego del papelón de suspender sin fecha los anuncios, quedó claro que debido a la presión económica de Balcarce 50, quizá el único plan que le queda a la gobernadora y su equipo es precisamente escuchar y, en el mejor de los casos, prepararse mientras prestan atención para la etapa que viene, en la que muy probablemente deban ser los representantes de la oposición.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, la gestión recibió además dos fuertes cachetazos de manera consecutiva, primero porque el presidente Mauricio Macri dejó a Vidal sin ministro de Economía en medio de una crisis cambiaria que impacta con fuerza sobre las arcas bonaerenses por el aumento de la deuda en dólares y, segundo, porque las medidas nacionales tienen un costo para las cuentas de todas las provincias, incluida Buenos Aires.
Sobre la partida de Hernán Lacunza al palacio de Hacienda nacional, no termina de quedar en claro si el objetivo es intentar enderezar la economía para llegar con mejores chances a octubre, e intentar forzar un ballotage en el que los operadores políticos del macrismo confían en que el Presidente lograría un triunfo "épico", o si lo que busca el Gobierno es solo ordenar los números para la transición.
Pero respecto del costo fiscal de las medidas anunciadas por Macri, que incluyen baja del IVA en productos de la canasta alimentaria, congelamiento del precio de las naftas y aumento del Mínimo No Imponible en ganancias, sí está claro que para el gobierno bonaerense significó un golpe de efecto que podría representar la ruptura final con la Rosada.
El fin de semana pasado, dejaron trascender que la gobernadora realizaría el anuncio de un paquete de medida el día martes, luego de que el presidente Macri le tomara juramento a Lacunza. Sin embargo, con el correr de las horas no se confirmaba el horario y la jornada finalizó sin noticias, ni explicaciones por parte de los voceros.
La realidad es que, entre el aumento de la deuda bonaerense en casi 130 mil millones de pesos por la devaluación y el impacto de las medidas nacionales sobre las finanzas públicas de la Provincia, el Ejecutivo se quedó sin margen de acción para tomar acciones y en la mesa política comenzaron a convencerse de que debían empezar a allanar el camino para encabezar la oposición a partir del 10 de diciembre.
Las reuniones con intendentes, del miércoles, y con legisladores, el jueves, fueron el primer paso en ese sentido y toda la arenga, para intentar transmitir tranquilidad y buenas expectativas, fue apenas la puesta en escena de un gobierno en retirada, que empieza a sondear lealtades de cara a su alejamiento del poder.
Los primeros en retirada están del lado del monzonismo, que tiene dos legisladores con mandato vigente hasta 2021 y varios dirigentes trabajando en el territorio. Es un espacio que está dispuesto a pasar factura por el ninguneo sistemático del último cierre de listas, mientras prepara el camino para retornar al peronismo y, además, algunos radicales podrían también pegar el portazo.
“Escuchamos y esa escucha nos dice que tenemos que escuchar” dijo Vidal tras la dura derrota, y parece que eso es lo único que podrán hacer los candidatos, funcionarios y dirigentes del oficialismo de cara a la campaña para las generales de octubre, ya que no hay obras, ni medidas, ni anuncios posibles para el futuro inmediato. En solo dos meses sabremos si esa “escucha” es suficiente para que el oficialismo logre el milagro de dar vuelta la elección.
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