(“Dime qué Poder Judicial tienes y te diré en qué democracia vives.”)
En Pinamar ya se han acabado las instancias de pedir explicaciones políticas al intendente y sus funcionarios sobre las permanentes violaciones a las leyes y ordenanzas. Esta constante violación a las leyes no se repara con una explicación del funcionario responsable ni existe explicación posible que las justifique. Ya ha llegado la hora de exigirle a la justicia investigaciones serias, procesamientos y condenas a los funcionarios corruptos. No más explicaciones ni excusas en el Concejo Deliberante, ni acusaciones cruzadas entre los integrantes de un gobierno corrupto y decadente. La sociedad de Pinamar necesita, le urge justicia.
Las sucesivas reuniones que se han realizado durante esta temporada entre los concejales, el intendente Elizalde y sus funcionarios jamás nos llevarán a desterrar la corrupción de este actual sistema político que construyó eficazmente Altieri con docenas de funcionarios y empleados municipales corruptos. De hecho, estas reuniones no han servido para nada y sólo confunden a la población, haciéndole creer que “algo se está mejorando”, mientras todo sigue igual o peor que antes.
Han llegado al extremo de la caradurez que los funcionarios nos dicen a los concejales que no pueden fiscalizar nada porque no tienen personal ni vehículos (ni, por supuesto, tampoco ganas, faltó que nos digan). Se cambian a los funcionarios de cargos públicos o, inclusive, a algunos se los borra de un plumazo de la noche a la mañana sin dar explicaciones a nadie, pero el sistema de impunidad sigue intacto. De hecho, lo que hoy sucede dentro de este sistema político corrupto en la municipalidad no es otra cosa que una interna encarnizada y feroz entre sus distintos miembros por adueñarse de “la caja”, que es la recaudación paralela durante cada temporada: los millones de pesos que la corrupción sistemática se lleva a los bolsillos de varios funcionarios y que se le quitan a la salud pública, la cultura, el deporte, los espacios públicos, al único jardín maternal del partido de Pinamar que rebalsa de criaturas… De acá roban la plata estos miserables, no de otra parte. De algo sí debemos estar bien seguros: el destituido Altieri no hizo sólo todo esto. Necesitó de la complicidad de muchas personas que vivieron corruptamente durante 20 años y viven aún hoy del dinero público y de los negociados con el Estado municipal.
La impunidad es tan grande en Pinamar que ha transformado a la actividad política de la ciudadanía -algo tan esencial y maravilloso de la condición humana- en algo sucio y despreciable. La idea de que la política “mancha” a la gente honrada es un concepto que se lo debemos a este corrupto y podrido sistema político que han instalado en Pinamar por el altierismo desde hace 20 años. Hasta han surgido nuevos políticos que dicen, paradójicamente, que “no son políticos”, haciéndose cargo de esta peligrosa idea de que la política mancha, que envilece a las personas. Y claro, como la política mancha, los que se “arriesgan” a hacer política son los mismos inmorales o psicópatas manipuladores de siempre, y así estamos… Lo que envilece, señores de la “nueva política”, es la falta de ética, de coherencia, de compromiso sincero por los ideales y la incapacidad para desempeñarse idóneamente en un cargo público. Estas cualidades son las que envilecen a la personas, no la actividad política en sí misma.
En Pinamar ya no es el tiempo de dar explicaciones a los concejales en el Concejo Deliberante, como si se tratara de irregularidades menores de este gobierno. No. Es tiempo de que los funcionarios corruptos den explicaciones ante el Poder Judicial, frente a un Juez y un Fiscal, acompañados por su abogado defensor. Es tiempo de que se inicien de oficio investigaciones del Fiscal y que avancen las decenas de causas penales por enriquecimiento ilícito, violación de los deberes de funcionario público, cohecho, lavado de dinero, negociaciones incompatibles con las funciones públicas, robo calificado, defraudación en perjuicio la administración pública, etc, contra los funcionarios responsables de este sistema político corrupto y que de una buena vez la verdad salga a la luz en Pinamar.
Pinamar no necesita más pedidos de informes que terminan siendo, desgraciadamente, un escenario de movilización de punteros políticos, matones y barras bravas sicarios del poder de turno (ayer eran los de Altieri y los de Muriale, hoy son los de Elizalde, que, curiosamente, son las mismas personas). ¿Por qué ya no sirven los pedidos de informe? Porque directamente el intendente no los contesta, o contesta lo que se le da la gana, menos lo que los concejales le requerimos. Los pedidos de informe ya no sirven porque lo que está podrido en la municipalidad de Pinamar no es sólo un grupo de funcionarios, es todo el sistema de gobierno que ganó las elecciones en el año 2011. Toda la cadena de mando político está igualmente podrida y corrupta. No existe la posibilidad de una sucesión decente dentro de esta estructura altierista. No la hay porque sencillamente no existe decencia. La decencia es una cualidad humana que el altierismo no conoce. No se puede ser decente dentro de una estructura de poder semejante. Ya sea por acción u omisión, todos están igualmente involucrados en este decadente y corrupto sistema, que sólo tiene un objetivo: “hacer caja” para llenarse los bolsillos en el menor tiempo posible. Ninguno de estos funcionarios tiene un horizonte político ni les interesa tenerlo. Su único horizonte es construirse la mayor cantidad de inmuebles posibles para vivir el resto de su vida de rentas tomando sol en verano en Miami y esquiando en invierno en Chapelco y Las Leñas. Esto es lo que añoraron toda su vida.
Pinamar necesita que un Fiscal de la República acuse con pruebas a los funcionarios corruptos y que pida su condena ante un Tribunal Oral. Esto necesita Pinamar. Necesita verdad y justicia. Necesita que el Poder Judicial haga lo que la Constitución Nacional le obliga a hacer: afianzar la justicia para promover el bienestar general de la población.
Cuando esto suceda yo no será necesario que el Concejo Deliberante se ocupe de lo que se debe ocupar el Poder Judicial. Y la próxima reunión que nos solicite un funcionario inescrupuloso de este sistema político podrido para justificar lo injustificable, los concejales podremos ir de visita al pabellón de alguna cárcel próxima para que los funcionarios condenados nos den las explicaciones políticas que estimen pertinentes de por qué hicieron lo que hicieron, y que luego vuelvan a sus celdas, en silencio y ordenadamente, pero cada uno en el lugar en el que debe estar.
Basta de circo, es hora de justicia.
Lucas V.
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