Cristina Kirchner es hoy el nuevo doctor Frankenstein de la política nacional y popular
Por Jorge Grispo
Cristina Kirchner transita por el sendero de la agonía política. No significa que deje de dar sus batallas y lo haga cada vez con mayor fiereza. Mujer de vasta experiencia y con la piel curtida, no es de asustarse fácil. Goza de ese halo de viveza criolla que la diferencia del resto, viveza que contrasta con los inteligentes. La diferencia entre el “vivo” y el “inteligente”, es que el primero sabe salir de los problemas en los que el segundo jamás se metería. La Vicepresidenta se enfrenta al mismo tiempo con muchos problemas y rivales diferentes, lo cual es un error desde la estrategia, y un suicidio desde la política, convirtiéndola en el nuevo “Frankenstein” de la política nacional y popular, a consecuencia de la moraleja que nos deja la novela escrita por Mary Shelley en 1817: Víctor Frankenstein, al crear y abandonar al monstruo, lo lleva un paso más cerca de convertirse en la mano vengadora que destruirá su vida. Por lo tanto, Frankenstein es su propio asesino. Y esto es lo que está sucediendo en torno a la Vicepresidenta, donde su creación, “Alberto Presidente”, la está destruyendo.
Sus últimas “jugadas”, que dan cuenta de síntomas de agotamiento físico y mental, no están dando los resultados pretendidos. Rosatti tiene la personalidad suficiente para avanzar sin prisa, pero sin pausa. Su andar ha demostrado ser demoledor.
Cristina sabe que cuando el tsunami de los aumentos tarifarios llegue a las puertas de los votantes ya nada será igual.
Hizo y va a hacer todo lo que sea necesario para preservar un menguado capital político que mínimamente le permita “vivir” con fueros, que hoy vendría a ser algo así como un escudo protector contra su principal enemigo: el Poder Judicial, ahora personificado en la persona de Horacio Rosatti.
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