El informe final elaborado por la Secretaría de Salud sobre la situación en que dejaron la Casa del Adolescente el ex director Gustavo Orsi y las técnicas renunciantes “hizo imprescindible rever los criterios con los cuales había estado funcionando”, dijo Carlos Vaga.
Llega marzo y la Casa del Adolescente está por reabrir sus puertas en una nueva sede municipal. Esta reapertura implicó un arduo trabajo previo de reorganización de los planes provinciales Casa del Adolescente y Envión, cuya implementación fue peligrosamente tergiversada. El área que debe controlar su ejecución es la de Salud y Acción Social de cada municipio. En este caso, a cargo de Omar Curto.
En octubre de 2012, cuatro de las seis técnicas que integraban el equipo interdisciplinario de la Casa del Adolescente, que funcionaba en Ostende, presentaron su renuncia. Las dimisiones de María Sol East Goenaga, Anabella Brida, Guadalupe Arnaiz González y Alina Piattelli, producidas a pocos meses del alejamiento del director, Gustavo Orsi, fueron aceptadas por el director administrativo, Carlos Vaga, quedando la institución sin profesionales. Ante esto, el Concejo Deliberante las convocó para que explicaran su situación, pero nunca se presentaron.
Fue Vaga el que se presentó el miércoles 17 de noviembre en el HCD para detallar el estado de situación de ambos planes. En su momento, Pionero consultó a Mercedes Taurizano sobre este encuentro: “Vaga aceptó la renuncia de las profesionales porque, según él, no cumplieron con las responsabilidades que les correspondía. Y, cuando se les ofreció la posibilidad de coordinar las tareas de la institución, la rechazaron.
Por lo tanto, aceptó sus renuncias”. Curto se comprometió con los ediles a realizar un diagnóstico de la situación en que se encontraban los planes. Si bien el informe fue elaborado hace tiempo, nunca fue presentado a los ediles.
A mediados de enero, Pionero consultó a Vaga sobre este informe. Con algunas reticencias a compartir el texto de la documentación pública, Vaga explicó que “se hizo imprescindible rever los criterios con los cuales había estado funcionado la Casa”. Esos criterios, consensuados con el secretario de Salud, llevaron a que “se le solicitara a Walter Montero, empleado municipal de una larga trayectoria y primer referente de la casa en Pinamar, la reorganización de la situación”.
Un diagnóstico que señaló falencias “peligrosas”
El 24 de octubre, las técnicas renunciantes (East, Bridda, Arnai y Piattelli) enviaron una solicitada a Pionero donde explicaban el motivo de su renuncia y se refirieron muy duramente al accionar de Vaga.
Sobre esto, el director administrativo dijo que, durante los meses de transición, estuvo como responsable Pedro Elizalde. Luego, Muriale le asignó esta nueva responsabilidad a Vaga: “Yo suponía que el equipo técnico estaba funcionando y estaba trabajando”, inició el funcionario. Sin embargo, “las técnicas no estaban empapadas en el conocimiento de cómo debe funcionar el Plan Casa del Adolescente y el Plan Envión. Debía arrancar de cero”.
A lo largo de la entrevista, Vaga fue señalando serias falencias en el accionar de este equipo técnico seleccionado por Orsi. Entre ellas, una muy grave: “Cuando se fueron, las técnicas hasta borraron los discos de la computadora, cosa que, realimente, es una situación difícil. Nos dejaron sin siquiera el registro de los adolescentes”.
Ante esta gravísima actuación de las profesionales, “debimos hacer un relevamiento desde foja cero. Montero, junto al equipo recientemente conformado, hizo entrevistas adolescente por adolescente. Se dieron de baja de la casa más de treinta jóvenes porque no correspondía que estuvieran ni que recibieran la beca”. El funcionario añadió que “no hubo un seguimiento de la evolución de los adolescentes”. El nuevo equipo se encontró con que faltaban muchos legajos, otros estaban incompletos o desactualizados.
Todo lo que Vaga describió y desarrolló en esta entrevista se refiere a cuestiones que, en su momento, fueron denunciadas públicamente, en el HCD y ante el Foro de Seguridad por esta periodista, ex tallerista de la institución. Las autoridades de aquel momento (el intendente Blas Altieri, el entonces concejal Hernán Muriale, Omar Curto, la directora de Acción Social Silvia Martín, y Gustavo Orsi), lejos de corregir la situación, prefirieron injuriar, negar y, luego, despedir a la denunciante.
Vaga agregó un dato aún más grave y delicado (pero no novedoso): “Nos encontramos con algunos adolescentes que hacía varios años que venían cobrando la beca y vivían en otros lados”. También “nos encontramos con adolescentes embarazadas que no concurrían a la escuela hacía muchos meses. Incluso, detectamos que algunos adolescentes que estaban internados en centros de adicción, estaban cobrando la beca (del Programa Envión), cosa que no corresponde. Una persona que está internada en un centro de adicciones no puede estar percibiendo dinero porque, con ese dinero, puede hacer cualquier cosa. Es hasta peligroso”.
De los casi 70 beneficiarios del programa Envión, sólo asistían en forma regular entre 10 y 15 jóvenes. Indudablemente, existía “una serie de situaciones que había que poner en orden”.
“La casa no es un club social”
Vaga aclaró a Pionero que, luego de esta evaluación, se retomó el Plan Casa del Adolescente “con el criterio que baja desde Provincia: la casa se abre para atender a adolescentes en situación de vulnerabilidad social y no, como dijeron las chicas, para atender a los diez mil chicos que hay en Pinamar. Las técnicas deberían tener en claro que la casa no es un lugar de recreación para los adolescentes de Pinamar. Es un plan que prevé la asistencia de los jóvenes que son derivados por el Servicio Local de Protección al Niño, la Niña y los Adolescentes. Son ellos los que determinan quiénes deben ser asistidos por la casa, si no estamos hablando de un club social”.
Y el funcionario remarcó, una vez más, que los adolescentes atendidos por la casa no poseían derivaciones formales efectuadas por el Servicio Local ni por ninguna otra institución.
El presente de los planes
A pesar de esta situación, el funcionario aseguró que los equipos técnicos ya están conformados y que “ya se empezó a hacer la calle, cosa que me perece que no se había hecho mucho”. Y comunicó el traslado de la Casa del Adolescente a Pinamar: la institución funcionará en la sede del Club Hípico, una vez finalizadas las reformas.
Luego del trabajo de reordenamiento de los programas, por cuestiones personales y a pesar del desacuerdo de Curto y Vaga, se le solicitó a Montero que dejara su labor en la casa. A cambio, Muriale ya anunció por los medios la incorporación de un nuevo funcionario político: Leandro Beltrán, otro flamante peronista borocotizado que se suma al gabinete gobernante, asumirá como director de la Juventud y la Casa del Adolescente. Tal vez, para sumar hombres a sus flacas filas es que el intendente interino necesitaba un presupuesto de 256 millones de pesos.
Fuente Semanario Pionero
No hay comentarios:
Publicar un comentario