Las complicaciones comenzaron mientras Vidauli estaba de vacaciones. Antes de irse, el concejal del bloque del Acuerdo Progresista Radical, cuyo asesor era Lucas Ventoso, dejó acordado su lugar en la lista. Fuentes del entorno de Ventoso afirman que Vidauli tenía una posición intransigente en cuanto a la ubicación en su lugar en lista, detrás de Taurizano - segundo o nada-, y que ello fue un de los motivos de su descalificación.
Pero lo cierto es que mientras Vidauli estaba de viaje, Taurizano salió por distintos medios preanunciando la perfidia. El presidente de la UCR, Julio Quiroga, sería el que habría orquestado la desleal maniobra.
En declaraciones radiales Vidauli dijo: “Tantos años filosofando noches enteras con Lucas, se fueron por el caño de la cloaca. Lucas quería ser segundo, me parecía una desesperación, pero bueno, lo entendía. Lo que es incomprensible es que haya pactado para que yo no esté”. Al mismo tiempo, recordó y destacó el apoyo que le brindó a Ventoso en sus investigaciones durante estos cuatro años mientras las autoridades del radicalismo, y Mercedes Taurizano en particular, expulsaban a Ventoso del Partido.
Los acuerdos electorales en pos del poder lo soportan todo. Y un ejemplo de esto es el sapo (¡otra vez!) que debe tragarse Ventoso, y que también lo habría hecho Vidauli, con Julio Quiroga, involucrado directo en la instalación de paradores ilegales de playa. A Quiroga lo delató un informe emitido por la Cooperativa de Agua y Luz de Pinamar (CALP) que lo ubica como el titular de la bajada de luz de uno del parador, investigado el propio Ventoso. Mas allá del ilegal accionar del radical, el dato reveló la connivencia entre Quiroga y su hijo -empleado municipal- con el gobierno de Muriale. Elemento que tira por tierra a las abanderadas de la transparencia.
Mercedes Taurizano que fue puesta sobre aviso antes de que se diera a conocer la información y de la interpelación del intendente, aseguró que solicitaría la renuncia del presidente de la UCR. Pero esto no sucedió. Al contrario, como ya es ley en Pinamar, el hilo se cortó por lo más delgado y el expulsado de las filas electorales del radicalismo fue Vidauli.
A pesar de no haber logrado con los votantes esa fusión carismática, careta que poseen algunos y que intentan otros, Vidauli es considerado por gran parte del periodismo, instituciones intermedias y hasta contrincantes políticos, como uno de los ediles mas honestos y coherentes que vio pasar las bancas del HCD.
Lo expuesto es tan así que en el verano, mientras esta cronista intentaba recavar información sobre la ilegalidad de los paradores de playa, uno de los involucrados, en un acto de bronca desproporcionado por las denuncias de trata de personas, me dijo: “Que hablan esos… Todos -por los concejales- tienen negocios en la playa. El único que se salva y no tiene nada es Vidauli”.
Como si todo esto fuera poco, en la sesión ordinaria de ayer, Vidauli, que retornó a su banca, se desayunó a través de un despacho firmado por los cinco concejales del pacto económico-político, y sin discusión previa, el desplazamiento de la presidencia de la Comisión de Planeamiento. En su lugar, nombraban al imparable Edgardo Paso. Eliminar a Vidauli se transformó en una “cuestión de Estado” -literal- y para ello se apela a cualquier subterfugios que confluyen en acuerdos espurios entre personajes que se reciclan, y utiliza los partidos políticos como bastión de negociación con los de las misma calaña de otros partidos, lejos de cualquier ideología. El objetivo es el beneficio personal y aniquilar la participación verdadera, leal y honesta. Ninguno escapa a esta norma por más que aleguen bañarse en agua bendita.
A raíz de la desilusión que implicó la actitud de Lucas Ventoso, en las mismas declaraciones realizadas, a Global 106.7 Pinamar, el concejal, Gabriel Vidauli que terminará su mandato en diciembre, dijo: "Probablemente renuncie como concejal. Aunque no quiero tomar decisiones apresuradas".
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