
El viernes, sábado y domingo, la Plaza Bolivia, de la mano de la Colectividad Boliviana y el Programa Intercultural Araí Ruguay/Rabo de Nube, se llenó de pueblo y cultura. La Ceremonia a la Pachamama, bajo la guía de la señora Matilde, renovó los agradecimientos del pueblo hacia la Tierra y el compromiso de cuidarla. Un tibio sol escoltó el ritual que fue acompañado por residentes y turistas.

Luego, la música y las danzas la homenajearon con su alegría. Los coloridos y ancestrales trajes que vestían los bailarines, trajeron hasta Pinamar la memoria y la cultura que vive en el corazón de tantos pinamarenses que añoran su tierra.
Una vez más, la Plaza Bolivia de Ostende invitó a crecer, a compartir las diferencias culturales que nos caracterizan y a enriquecernos en ellas. Ojala, alguna vez, quienes están en el gobierno puedan percibir esto y valorarlo.

La Ceremonia a la Pachamama es, además de generadora de cultura, identidad y memoria, es generadora de trabajo y turismo. Por eso es que esta festividad no ha dejado de crecer desde que nació, hace ocho años, en una escuela pública de Pinamar. Ya es parte de Ostende. Ya es parte del pueblo.
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