El aumento de los precios internacionales de los granos y la energía, por efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania, alimentó un avance en el mercado final local en febrero. El nuevo piso que mostrará el REM
Por Virginia Porcella
Sobre llovido, mojado. El precio internacional de los granos en máximos históricos es, una vez más, uno de los imprevistos del año mejor recibidos por el Gobierno. El flujo excepcional de dólares no sólo robustecerá los ingresos fiscales sino que también alimentará el mercado oficial de divisas. La contrapartida de semejante beneficio, sin embargo, tendrá un alto costo, a la vez económico y político. Es que, por estas horas, todas las proyecciones macroeconómicas empiezan a reescribirse, particularmente la de inflación.
Con gran incidencia de la suba del precio de los alimentos, que ya arrastraban una inercia que los ubicaría otra vez en febrero 5% por encima del mes previo, según estimaciones privadas, las principales consultoras del mercado ya están revisando al alza sus estimaciones para este año año.
En los próximos días, tras el feriado de Carnaval, el Banco Central dará a conocer el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que en su última edición arrojó una estimación promedio de 55% de inflación para 2022, aunque para los diez mejores “pronosticadores” ya había subido a 58% anual. Ese registro podría transformarse ahora en el nuevo piso del próximo REM, cuyo promedio ahora se prevé en torno a 60%. Sin embargo, en privado y para sus clientes, varias de las consultoras del “top ten”, proyectan escenarios más extremos, en los que la inflación podría incluso superar 70% este año.
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