Cuatro naciones impidieron lo que pudo ser un jaque mate definitivo a las financias de Rusia. Sobre todo a aquellos que rodean a Vladimir Putin: los oligarcas multimillonarios que cuentan cientos de miles de millones de dólares con negociados con el estado y en todo el planeta.
Alemania, Italia, Hungría y Chipre, que tienen vínculos económicos fuertes con Rusia, pidieron a los aliados de la Unión Europea (UE) que no se incluya en las nuevas sanciones la desvinculación rusa de SWIFT, una red de pagos de alta seguridad que conecta a miles de instituciones financieras de todo el mundo.
Sacar a Rusia de SWIFT haría casi imposible que las instituciones financieras envíen dinero dentro o fuera del país, lo que supondría un repentino impacto para las empresas rusas y sus clientes extranjeros, especialmente los compradores de exportaciones de petróleo y gas denominadas en dólares estadounidenses.
Los países de la UE estaban divididos sobre si dar o no ese paso. Un alto diplomático de la UE dijo a la CNN que era “probable” que los intereses económicos ganaran la discusión y Bruselas no eliminara a Rusia de SWIFT.
No hay comentarios:
Publicar un comentario