La Cooperativa de Agua y Luz de Pinamar colaboró con los damnificados del temporal, que azotó a una basta región el 4 de abril, a través de su personal y equipamiento automotriz. El impactante desastre urbano, con una alta destrucción material e interrupción de servicios provocó una crisis social que puso en marcha la solidaridad cooperativista.
Los efectos más graves de este desastre natural se focalizaron en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. El temporal, a su paso, trajo agua, granizo y vientos huracanados. Arrasó árboles, carteles y techos. Anegó barrios enteros y obligó al corte transitorio de los servicios de subterráneos y dos ramales de trenes. Arrojó un saldo final de 17 muertos y más de 30 mil viviendas dañadas (unas 120.000 personas afectadas). Se coincide en que fue el peor temporal en los últimos 100 años.
Miles de árboles y postes de electricidad fueron arrancados de cuajo y arrojados entre escombros de paredes, carteles de publicidad derrumbados. Árboles caídos sobre automóviles estacionados, persianas arrancadas de negocios y techos de galpones que volaron sobre la calle. Las torres de hormigón que soportan el tendido eléctrico, al ser tumbadas, derrumbaron largas hileras de árboles.
Bajo este panorama devastador las cooperativas del país se movilizaron inmediatamente ante el requerimiento, poniendo a disposición voluntarios, vehículos, herramientas para restablecer el servicio eléctrico, trabajando en líneas de media y baja tensión. La labor se centró en las zonas más afectada servicio de Moreno, Merlo, Morón, Ituzaingó, General Rodríguez y Florencio Varela.
La localidad de Moreno fue la asignada al equipo enviado por CALP que presto servició junto a los trabajadores de otras cooperativas bajo la coordinación del INAES. La cuadrilla estuvo compuesta por Alfredo Santana, Miguel Ángel Conde y Gustavo Soriano y la unidad móvil de la cooperativa, una hidroelevador Ford 4000.
La base de operaciones se centro en el camping 2 de abril de Moreno y las zona más afectada enmarcaba importantes bolsones de pobreza.
La tarea designada a los trabajadores de CALP se focalizó en reestablecer el servicio de línea de baja tensión a los usuarios. El empleado Alfredo Santana narró el momento de felicidad que se vivió al restablecer la energía eléctrica a un barrio entero y los vecinos salieron a aplaudirlos y agradecer el esfuerzo.
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