En la excelente nota realizada por el periodista local “Tito Bausela”, en la que prevaleció la firmeza y el compromiso con la veracidad, el amigo personal y socio de Altieri, salió con las tapones de punta contra el asesor del presidente de la Comisión Investigadora y denunciante de los posibles ilícitos, el abogado Lucas Ventoso a quien definió como un “fabulador”. Al mismo tiempo responsabilizó de su denuncia a las periodistas Mariana Dufour y la que subscribe, Maria Adelina Mercuri. Acusa a ambas de perjudicar su imagen a través de una nota televisiva por el Noticiero de América que conduce Guillermo Andino junto a Facundo Pastor. Carlos Oricchio dijo: Me vulneraron mi decisión de permanecer”.
Entre la diversidad de temas que vinculan al abogado Oricchio con Altieri y Pinamar, el primer punto abordado se ajustó a su rol como apoderado de la fundación Eco Pinar junto con Luis Abruzzese, hoy internado en una institución psiquiátrica.
“Nunca ejercí el poder al que hacen referencia. Nunca pudieron acompañar ningún escrito mío” respondió el astuto abogado y se justificó: “Si yo no ejercí el poder o mandato no tengo ninguna vinculación jurídica”. Pero lo que no pudo explicar, después de una discusión con el periodista sobre la dialéctica empleada, fue una serie de consideraciones que forman parte de un razonamiento básico y aunque puedan carecer de sustento jurídico son irrebatibles, haya o “no ejercido el mandato”. ¿Cómo creer que Oricchio ignoraba el accionar de la fundación Eco Pinar? Cuando los hechos demuestran que el domicilio de la misma se constituyó en la oficina de La Plata del propio Oricchio. Que su secretaria personal fue integrante activa de la fundación por espacio de dos años. Que la correspondencia y las notificaciones del Instituto de la Vivienda le llegaban a él, y que las mismas eran entregadas con total indiferencia a Luis Abruzzese sin percatarse de nada. Un detalle percibido por los escuchas e indicado por el interlocutor: Oricchio, se refería a Abruzzese con desapego y luego, a lo largo de la entrevista lo reconoció como un entrañable amigo. Un amigo que además se encargaba de la comercialización de las viviendas. Y por último cómo podía ignorar el fin por el cual se creó esta fundación, cuándo las hijas de su socio y amigo, el intendente Altieri, se quedaron con dos propiedades. En definitiva a la conclusión que podía abordar cualquier radioescucha y que llegó vía telepática al periodista cuando expresó: “Entonces usted es un hábil abogado que nunca metió el gancho en ningún lado”. Nunca mejor usado el léxico callejero que rebate cualquier discurso leguleyo que ofende a la inteligencia.
Ante cada cuestionamiento o simple comentario de Bausela, Oricchio se atajaba: “Y yo que tengo que ver…”. La frase convertida en muletilla sirvió en varias ocasiones como desvió del tema implantando una “victimización”. Acción que le atribuyó permanentemente a su acusador público, el abogado Ventoso. Al que también califico de resentido y vengativo.
La particular lógica de Oricchio le permitió igualar el panorama institucional con un partido de fútbol en el que se juega la destitución del primer mandatario. Para él “es una cuestión numérica, 8 a 2, los concejales anteponen los intereses de la gente a los personales y Altieri ya está destituido”. Realzó el mandato de Altieri conquistado en las urnas, en desmedro del mandato del cuerpo legislativo que también fue ratificado en las mismas urnas. Y los acusó de “romper con el orden institucional”. Confunde la atribución democrática que se le asigna a un gobernante con una obediencia debida de los ciudadanos y del cuerpo Deliberativo. Es imperioso recordar que el ex apoderado jurídico del Municipio asumió en funciones en el Gobierno de “Pachi” Cuello propuesto por los concejales del MUPP. Después de haber destituido al intendente democrático de la UCR, Franco Scognamiglio, interrumpiendo el orden institucional.
“El pretender investigar las acciones de gobierno del pasado es un disparate jurídico” exclamó Oricchio en defensa de Altieri.
El ex apoderado jurídico del Municipio en todas sus entrevistas capitalizó la “verdad” como si él fuera el único poseedor de la realidad mientras el resto de la sociedad (periodistas, concejales, abogados) se empeña en difamarlo. Se consideró insultado cuando se lo catalogó de “oscuro”, cómo denominar al personaje que al mejor estilo Yabran acusó a periodistas de intimidarlo por haberle sacado una fotografía. Y lanzó en la nota radial: “¡Publicaron mi foto para que yo no pueda caminar por la calle!”.
El señor Oricchio no comprende que su práctica jurídica no le confiere el monopolio de la verdad. Los seres pensantes dudan, creen o descreen, más allá de los argumentos falaces. Como se puede creer fehacientemente en la palabra de Lucas Ventoso cuando dice que el señor Oricchio lo intimidó, lo apretó y lo acusó de cocainómano, indignado por las pericias judiciales realizadas por los peritos del Ministerio Publico en su millonario edificio.
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