A veces es necesario hacer, dejar por un sentido de decir y "tomar cartas en el asunto". Mario Oliva, un vecino de Valeria del Mar, miraba las sillitas del Jardín todos los días, las sillas donde los chicos hacen sus primeros garabatos y juegan con plastilina, y su propio hijo también empezaba a crecer. El desgaste de las sillas, muchas rotas y el amor por colaborar con el Jardín 905 pudo más. Mario ya restauró más de 30 sillas recicladas a nuevas con el apoyo de mucha gente. Él sabe que es tiempo invertido, porque así cuidamos a los más chiquitos, trabajamos en equipo y logramos pensar en Pinamar. Estas son las cosas que nos llenan el corazón.
"Mi intención de colaborar nace desde mi pertenencia rotaria. Soy parte del Rotary Cariló, y aunque somos pocos, este año empezamos a generar ideas para ayudar en las escuelas", contó Mario, "Y por eso decidí dar una mano en el Jardín del que egresó mi hijo este año. Siempre que iba a dejarlo o a buscarlo veía que las sillas no estaban en buenas condiciones y no lo dudé".
"No lo hice solo, me ayudó mucha gente con la que me reuno siempre en el Cuartel de Bombero de Valeria del Mar. Cambiamos maderas, las reciclamos, las pintamos. Mucha gente se sumó solidariamente y ahora vamos por todas las sillas del Jardín. Contamos con el apoyo y la buena onda de las autoridades del Jardín y, realmente, esperamos que más gente se sume a este tipo de acciones", enfatizó Oliva.
"Ahora tenemos la idea de seguir colaborando con otras cosas. Queremos ayudar en la Escuela 7 con una biblioteca y muchas cosas más que irán surgiendo", termina Mario con emoción.
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