El Presidente evitará dar señales políticas de ruptura y se mantendrá en el eje del discurso de unidad, a pesar de los embates de La Cámpora y la falta de diálogo con la Vicepresidenta. Envalentonado por el desembolso millonario del FMI tras el acuerdo que alcanzó gracias al apoyo de Juntos por el Cambio, buscará fortalecerse con supuestos avances en la delicada gestión económica
Por Brenda Struminger
“No nos sorprendió una marcha, no nos va a sorprender una carta de Cristina, ni una ruptura”. Después de la demostración de fuerza que hizo La Cámpora con su masiva movilización el Día de la Memoria, en la Casa Rosada aseguran que, por ahora, no habrá una respuesta política de parte de Alberto Fernández, y está prácticamente decidido que se evitarán los cambios en el Gabinete. En cambio, seguirán predicando en público la necesidad de unidad -aunque saben que es inexistente y prácticamente imposible recomponer-, apelarán para la unidad a la figura de Mauricio Macri, y buscarán dar la pelea interna a través de -aún inciertas- mejoras en los indicadores económicos, como respuesta a las predicciones catastróficas del kirchnerismo. Mientras tanto, profundizarán las actividades de campaña adelantada en la provincia de Buenos Aires y en el interior, y buscarán sumar adhesiones en la dirigencia del PJ a nivel capilar, con la mira en 2023.
Con la experiencia de la “mesa de los lunes” (que reunía Alberto Fernández, Sergio Massa y Máximo Kirchner junto a algunos ministros e intendentes) pulverizada tras la derrota electoral de 2021, hoy descartan por completo ceder a la exigencia que expresó La Cámpora el jueves 24 de crear un nuevo ámbito de decisión política entre albertistas, massistas y kirchneristas, con el fin de lograr una mayor injerencia de Cristina y Máximo Kirchner en la gestión nacional. “Las decisiones las toma el Presidente, y el presidente es Alberto”, dijo, con vehemencia, un ministro muy cercano al primer mandatario. Mientras otro importante funcionario que frecuenta al jefe del Estado aseguró que, al menos en lo inmediato, no habrá nuevos llamados de su parte a Cristina Kirchner para acercar posiciones. “Él ya la llamó, con el tema de los vidrios, y no lo atendió. Ya está”, deslizó, en referencia al ataque contra el despacho de la Vicepresidenta durante la votación en Diputados del acuerdo con el FMI.
Al contrario: en Balcarce 50 sugieren que son los dirigentes y funcionarios del kirchnerismo los que deberían pedir una reunión al jefe de Gabinete, Juan Manzur, que hace algunas semanas mejoró la sintonía con el Presidente. “Lo tienen que llamar para decirle: ‘Acá estamos, queremos ser conducidos’. Si no, van a seguir a la deriva”, lanzaron, convencidos de que el kirchnerismo quedó aislado con la votación en el Congreso del pacto con el FMI.
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