Según datos del estudio “La voz latinoamericana. Las percepciones de integración regional y comercio en América Latina”, publicado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Sector de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo -en alianza con la firma Latinobarómetro- una gran mayoría de los latinos está de acuerdo con la integración regional.
Asimismo, casi la mitad de los latinoamericanos afirma que en los últimos cinco años ha habido progresos en el camino a la integración. Sólo el 38% advierte, en sentido contrario, que la integración regional ha retrocedido.
Las cifras del estudio identifican el comercio internacional y la integración regional como un canal para la recuperación económica de la región.
La integración regional supone para su realización de múltiples aristas que escapan de la exclusividad del sector económico, productivo o comercial, también depende de aspectos que se vinculan con lo social, cultural y medioambiental. Y si bien, las políticas públicas nacen o se implementan desde el Estado, hay mucho por hacer desde los distintos ámbitos para colaborar en que esto sea posible.
Sin dudas la posibilidad de la integración de la región supone un desarrollo y crecimiento positivo para la misma y también fortalece a cada uno de los países que la integran.
Es en ese sentido, la posibilidad de fortalecer dicha vinculación permitirá mejorar la conectividad e infraestructura, complementar necesidades de los países, facilidades en el comercio y sobre todo, bajo el lema “la unión hace la fuerza”, tener mayor potencia e integrarse al mundo, haciéndola más competitiva.
En efecto, la posibilidad de desarrollo y crecimiento permitirá dejar atrás índices que se encuentran muy por debajo de los queridos y establecidos, pero sobre todo, se vislumbra una salida a una crisis estructural que padece la región y de la cual la salida es difícil de encontrar.
Ahora bien, por fuera de las políticas que puedan llevarse adelante entre gobiernos, existe otra manera de realizar integración y es a través de la cooperación, unión y solidaridad entre pares.
La posibilidad de crear lazos profesionales también contribuye a la integración de la región, más aún cuando entre ellos existe el interés genuino de cambiar o modificar políticas existentes. Aportar al debate, poder diseñar nuevas perspectivas y sobre conectarse con pares es parte de la construcción colectiva y los beneficios para la creación de novedosos paradigmas.
Tras una pandemia donde se privilegiaron economías locales y desde ya las políticas sanitarias propias, volver a pensar en la integración de la región desde los diferentes ámbitos para la rápida recuperación no es una utopía, por el contrario es un camino para salir de la crisis coyuntural y estructural.
Mercedes Ottaviano
Directora Ejecutiva de Leading Education
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