El Poder Ejecutivo teme un fuerte impacto social en la aceleración de precios. Insistirán con mesas tripartitas con gremios y empresas para coordinar expectativas
Por Mariano Boettner
El Gobierno comenzó a “recalibrar” algunas de las proyecciones incluidas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El contexto internacional de precios, que tuvo un impacto considerable sobre el escenario local, ya hace descartar al Poder Ejecutivo la pauta de suba de precios de 48% como techo que preveía el programa con el FMI. La expectativa oficial pasó a ser estabilizar el índice anual en torno al 50% y, en lo posible, evitar un salto por encima del 60 por ciento.
La inflación pasó a ser la principal preocupación del Gobierno nacional, superado ya el capítulo de la renegociación de la deuda. El diagnóstico de un despacho oficial es que el sendero económico que debería seguir el Poder Ejecutivo, sostenido en tres pilares –crecimiento, empleo y reducción de la desigualdad– pudo cumplir en 2021 los dos primeros aspectos, pero con un déficit en el último eje. La explicación, mencionan, es la persistente inflación que no permitió una recuperación marcada del poder de compra de los salarios, en especial en las familias en que el único empleo que genera ingresos es informal.
En ese marco, el Gobierno del Frente de Todos busca poner en marcha –con grados distintos de urgencia y alcance– distintas medidas para tratar de establecer un dique de contención a los precios. Sucede que el mes que está por terminar, según esperan en el equipo económico, registrará un índice mensual más alto que el 4,7% que marcó febrero, que de por sí era un número mensual alto en relación con el último tramo de 2021 y con enero.
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