Los mandatarios provinciales creen que las Primarias son un gasto innecesario y se amparan en que la mayoría de los distritos no las utilizan. Por qué no son optimistas con que Alberto Fernández mande la ley al Congreso
Por Joaquín Mugica Díaz
El futuro de las PASO en Argentina tiene un final incierto. El tema se instaló en la agenda política luego de que algunos gobernadores, como el riojano Ricardo Quintela, manifestaran que las elecciones primarias generan un gasto innecesario y las internas se deberían dar en los partidos políticos.
Ante ese pedido de los mandatarios peronistas, en Juntos por el Cambio hubo una reacción inmediata y uniforme. Rechazaron la posibilidad de sacar las elecciones, lo consideraron un golpe a las instituciones y un retrato de la falta de previsibilidad en Argentina, donde las reglas del juego cambian permanentemente.
El Gobierno, a través del jefe de Gabinete, Juan Manzur, y la Portavoz, Gabriela Cerrutti, negaron que existiera la idea de avanzar con la eliminación de las PASO a nivel nacional. En la oposición descreen de que realmente sea así y dicen estar “alertas” frente a una posible avanzada.
En las filas opositoras la desconfianza está anclada en los movimientos de los gobernadores peronistas. Algunos de ellos ya decidieron dar de baja las Primarias en sus provincias, otros lo analizan y los menos prefieren no meterse en ese conflicto. Hay un punto en donde se unen todos: creen que las PASO, más temprano que tarde, deberían ser eliminadas.
De los 24 distritos electorales que hay en el país, 16 no tienen PASO. Los ciudadanos de esas provincias solo acudirán a las urnas en una Primaria cuando se elija al próximo presidente. Es decir, que solo una minoría de las provincias conserva ese cronograma electoral. Los gobernadores advierten que, con el paso del tiempo, las elecciones primarias perdieron el sentido para el que fueron creadas.
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