El conflicto de los neumáticos es el más visible, pero no el único. La empresa láctea Vidal, los bloqueos camioneros, el caso de la Fragata Libertad son algunos ejemplos. Mientras, oficialismo y oposición discuten cómo votar el año que viene
El de los neumáticos es si se quiere el más visible de los últimos conflictos y que expone de manera nítida y brutal las consecuencias de reclamos sindicales que no encuentran de parte del Gobierno límites ni soluciones. No es el único, ni es una rareza: es la expresión más evidente de la naturalización de los bloqueos y las amenazas como lógica en la discusiones gremiales con algunas patronales.
Mientras eso ocurre, mientras hay compañías que anuncian el cierre de sus operaciones o que se debaten entre seguir o bajar las persianas, la política sigue discutiendo sobre ampliar la Corte Suprema o si es conveniente o no anular las PASO del año que viene, cuando se elegirá a otro presidente.
Volviendo sobre los últimos conflictos sindicales, hay una matriz con características que parecen repetirse: involucra a trabajadores en blanco con salarios de medios a altos, que abordan las negociaciones con posiciones maximalistas, a todo o nada. En el medio, la política mete la cola: sus dirigentes suelen tener otras terminales además de las estrictamente sindicales.
Las afiliaciones partidarias y las posturas ideológicas juegan un papel crucial que se cuela en las discusiones entre sindicato y patronal.
En la oposición, el tema laboral figura al tope de las preocupaciones de todos los equipos que están definiendo planes de gobierno. De hecho, un hombre clave que cumple funciones de coordinación en los espacios del PRO y el resto de JxC es Jorge Triaca, ex ministro de Trabajo y que desde chico conoce los secretos del mundo sindical, donde tallaba con fuerza su padre.
En los diálogos con los principales referentes de Juntos por el Cambio, desde los presidenciables a los que tienen cargos de relevancia institucional, aparece siempre la necesidad de avanzar con una reforma laboral que favorezca la creación de empleo formal y, al mismo tiempo, elimine condiciones que complican la contratación.
Va a contrapelo de la actualidad del Gobierno, con un Ministerio de Trabajo a cargo de Claudio Moroni, que es sostenido en la interna oficial por Alberto Fernández y los sectores ortodoxos del sindicalismo cegetista, y no tiene ninguna otra prioridad más que administrar los conflictos.
El contexto de los reclamos es la inflación. Con un nivel que corre al 7% mensual y al 100% anual, los trabajadores formales que tienen representación sindical tratan de no perder poder adquisitivo. Es un “privilegio” que no tiene cerca del 50% de la masa de trabajadores que sufren condiciones informales, viven de changas o cobran un plan social.
El último informe del centro CEPA, un think tank alineado con el kirchnerismo, destacó que en el segundo trimestre se produjo una fuerte caída del nivel de desocupación, el más bajo de los últimos siete años. Pero con una contracara: el total del empleo creado es sin aportes jubilatorios.
Según el trabajo, entre el segundo trimestre de 2021 y el mismo período de este año, se crearon 870 mil empleos bajo distintas modalidades que no cuentan con descuento jubilatorio. Empleo formal no sólo no se creó nuevo, sino que más de dos mil ocupados dejaron de “cotizar”.
Los neumáticos
Un sector económico, integrado por empresas con participación de capitales extranjeros y nacionales, quedó en los últimos días paralizado debido a que la protesta de los trabajadores del gremio SUTNA impidió continuar con las operaciones. Tan grave es la situación que las tres compañías Bridgestone, Pirelli y Fate, suspendieron la actividad que emplea a miles de trabajadores de manera directa e indirecta y el sector quedó al borde de un colapso total.
El conflicto es por aumentos salariales pero en las últimas horas se politizó al punto que a los sectores de izquierda, como el Partido Obrero, al que pertenece el titular del SUTNA, Alejandro Crespo, ahora se sumaron una larga lista de apoyos, entre los que se encuentran los camioneros de Moyano, sindicatos K y organizaciones piqueteras, sociales y de derechos humanos..
En concreto, las tres plantas de fabricación de neumáticos que operan en la Argentina, de las empresas Bridgestone, en Llavallol; Pirelli, en Merlo; y Fate, en San Fernando, están paralizadas por el paro por tiempo indefinido que el viernes inició el Sindicato, que se suma a los bloqueos y campamentos en los accesos a esos predios.
La Fragata Sarmiento
El caso de la Fragata Libertad, buque escuela e insignia de la Armada Argentina, también mostró el nivel de descontrol que tienen algunos reclamos sindicales. La embarcación debía amarrar a las 9 de la mañana del sábado, pero recién pudo hacerlo cerca de las 20, tras negociaciones y un precario acuerdo con el SOMU, el sindicato que supo conducir Omar “El Caballo” Suárez.
Los 326 tripulantes que iban a bordo de la nave que cumplió el 50° viaje de instrucción sufrieron una demora que los obligó a anclar frente al puerto de Buenos Aires porque la medida de fuerza afectó a los remolcadores. Con sus familiares esperando en la costa, la dotación pudo desembarcar 10 horas después de lo previsto.
Aunque el conflicto no se resolvió, rige una conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo en el conflicto entre la federación y la cámara de empresas navieras (FENA y CNA). Fue una medida que llegó tarde: nadie se acordó cuando empezó el conflicto que la mítica “Fragata Libertad” quedaría varada.
El conflicto de la empresa láctea
La disputa en la empresa láctea Vidal, en la pequeña localidad de Moctezuma, a unos 350 kilómetros de Buenos Aires, vive desde hace meses el mismo problema. Por un reclamo de recategorización a empleados, el sindicato de la industria lechera (Atilra) tiene a la compañía sometida a bloqueos que le impiden producir con normalidad.
Según plantea Alejandra Bada Blanco, la dueña de la compañía, por esos bloqueos está paralizada la producción de leche en polvo desde hace casi dos meses, que lleva por debajo de la mitad a la capacidad de transformación de la materia prima en quesos, principalmente mozzarella, el producto que distingue a la empresa.
Si bien la batalla gremial derivó en una causa judicial, también el conflicto tuvo eco en la política nacional. De hecho, el ex presidente Mauricio Macri se hizo eco de la situación: “Solidaridad con Lácteos Vidal, PyME víctima de aprietes gremiales que ponen en riesgo los puestos de trabajo de aquellos que sí quieren trabajar. Están haciendo un esfuerzo enorme por no fundirse y cerrar. Los acompaño y apoyo frente a las medidas extorsivas. Ya van a terminar”, afirmó.
Los camioneros
La misma Bada Blanco contó que en las últimas horas se produjo otro bloqueo del sindicato de Camioneros contra una empresa de transporte y mensajería. Se trata de Mail Express, una compañía con origen en Mendoza y que tiene sucursales en varias provincias y también en Buenos Aires.
Según explicó su titular, Lucas Le Donne, por un bloqueo que les impidió trabajar perdieron un contrato de unos seis millones de pesos con una de las plataformas más importantes de comercio electrónico de Argentina.
Todo comenzó con el despido de seis empleados que la empresa había decidido aplicar en su dotación de Rosario. El sindicato rechazó esa medida, exigió la reincorporación y ante la negativa, decidió bloquear. Pero esa medida de fuerza, están en peligro cerca de 60 empleados que dependen de que se retome la actividad con normalidad.
Mientras los desbordes sindicales continúan y se agravan, en el ámbito político las discusiones apuntan más a las cuestiones propias que a solucionar o intervenir para evitar que estos desbordes continúen o, incluso, se profundicen.
Las PASO y Milei
El Frente de Todos y Juntos por el Cambio continuaron durante el fin de semana con el “poroteo” en la Cámara de Diputados y, en ambos sectores coincidieron en que la llave la tienen los bloques liberales/liberatorios. Son cuatro votos clave: José Luis Espert y Carolina Píparo, de Avanza Libertad; y Javier Milei y Victoria Villarruel.
En la oposición admitieron a este medio que están a “cuatro o cinco votos” de perder una herramienta que es vital para la definición de sus candidaturas pero, sobre todo, para definir los futuros liderazgos. Tanto a Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal o a Horacio Rodríguez Larreta, una victoria en la interna no sólo le daría la candidatura, sino que definiría quien conducirá el espacio. Macri, mientras, sigue jugando con la indefinición.
El Frente de Todos, que con el apoyo de los votos swingers de las provincias -sobre todo las peronistas- depende de la izquierda y la derecha. Espert ya dijo que está en contra de eliminar las PASO, pero Píparo todavía no expresó su opinión, al igual que los cuatro del FIT.
En diálogo con Infobae, Javier Milei insistió con que va a jugar “con las reglas que haya que jugar” y tomó distancia de la discusión. Pero no dijo todavía qué hará si el proyecto es llevado al recinto. “Sinceramente creo que es un tema que sólo le interesa a la política y que nada tiene que ver con lo que le está pasando a la sociedad con sus problemas reales”.
“Casi que me parece una discusión obscena y ofensiva. Por ahora es una mera especulación teórica y no pierdo energía en abstracciones que no hacen a los problemas centrales del país. Eso es para discutir con la casta, no conmigo”, respondió. Sabe que está siendo auscultado de manera metódica por oficialismo y oposición porque los dos votos pueden ser clave y por eso en los últimos días evitó contactos o dar señales de qué camino tomará.
Publicó un tuit sobre la elección de Italia y la victoria de Georgia Meloni, la dirigente de derecha del partido Hermanos de Italia que ganó y se encamina a ser la primera mujer en conducir los destinos de ese país en la historia. Interpretó que esa victoria es la confirmación de que la gente “se dio cuenta que el socialismo y la corrección política son un verso para que progrese la casta y se hunda el que labura”.
Es una victoria que también tiene una lectura posible para la política argentina. Como ocurrió en las elecciones del año pasado acá, en Italia se registró el ausentismo más alto. Votaron pocos y los que lo hicieron le dieron al Partido Demócrata -gravitante desde la posguerra- su peor resultado. De haber sido gobierno a tercera fuerza; de no ser nada al Ejecutivo: vaivenes de Italia. ¿Solo de Italia?
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