El regreso del “carry trade” para aprovechar los altos rendimientos en pesos también impactaron positivamente en los bonos en moneda local. El Banco Central podría definir un nuevo incremento de las tasas
Por Pablo Wende
La última suba de tasas que definió el Banco Central, llevando el rendimiento efectivo a más de 85% anual, está generando el efecto deseado de corto plazo. Según la última información difundida por el Banco Central, los plazos fijos en moneda local efectuados por el sector privado crecieron 6,8% en agosto, es decir por encima de la inflación esperada de ese mes. El stock superó por primera vez los 6 billones de pesos y en los primeros ocho meses del año registra una suba de 69%.
El objetivo de Sergio Massa cuando ordenó el aumento de 9 puntos ni bien asumió en el ministerio de Economía fue justamente bajar la tensión sobre el tipo de cambio y promover la inversión en instrumentos en pesos.
Un dato llamativo del mes pasado es que, al contrario de lo que vino sucediendo a lo largo de 2022, cayeron más de 3% los depósitos ajustados por UVA. Existen dos posibilidades detrás de esta tendencia: la primera es que los bancos limitaron a las empresas la posibilidad de realizar estas colocaciones, que básicamente indexan el depósito en pesos según la inflación mensual. Como no hay colocaciones en pesos que rindan tanto, la decisión de la mayoría de las entidades es restringirlos.
El “carry trade” llegó para quedarse aunque sea un ratito, fogoneado por altas tasas en moneda local, que incluso podrían llegar a incrementarse un escalón en la próxima reunión de directorio del BCRA o luego de conocerse los datos de inflación de agosto
Por otra parte, la última suba de tasas ya deja mucho mejor parados a los plazos fijos tradicionales, que incluso podrían por primera vez igualar o incluso llegar a ganarle en rendimiento a los ajustados por UVA
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