Sr. Intendente / Sra. Jueza de Paz
De nuestra consideración:
Nos dirigimos a Ud. debido a los tristísimos hechos acaecidos el pasado jueves, 14 de octubre en el Teatro de la Torre, escenario de una “novela” que esperemos sea la última vez que se haya puesto en escena.
Ante la mirada atónita de los vecinos, se pudo presenciar como personajes indeseables para cualquier tipo de sociedad, hacían lo que querían bajo la atenta y permisiva mirada de un rematador que en esos momentos era el representante de un juez de la Nación.
La Policía le daba un marco dramático al hecho, pues armada como para repeler una acción violenta, se encontraba superada numéricamente y por actitud, que según algunos custodios, varios de esos revoltosos pertenecían a barras bravas de clubes de futbol.
Estuvieron presentes en semejante desmadre funcionarios actuales y anteriores. Y es preocupante escuchar declaraciones de algunos de ellos, como ser del Asesor Letrado del Municipio, Dr. Oricchio que señala “puedo ver una irregularidad, pero para la calificación de delito está la persona especializada, no soy yo, la policía llegó tarde”. Señor, si para el Asesor Letrado Municipal, el amenazar a oferentes, rodearlos, agredirlos verbalmente, pegarles en los brazos, pegarles en otras partes del cuerpo, agredir a la prensa presente, todo esto y mucho más es una simple irregularidad, me parece que el municipio no se encuentra muy bien representado legalmente.
Y con respecto a la agresión a la prensa, parece que estas costumbres que se desarrollan en otros ámbitos del país, cuando de aquellos se “exportan” personajes acostumbrados a ejercerlas, cualquier rincón del país es propenso a padecerlas.
Se obligó a gente de un canal de televisión a desgrabar lo filmado, a otro a borrar material fotográfico, a otro a apagar el teléfono celular, amén de las agresiones verbales.
Todo esto fue el colofón de una situación mal manejada, y con un final previsible. Aparte de tener que soportar ante la vista de todos y con total impunidad, la reventa de los boletos de compra en un restaurante céntrico –Pampa Grill-, donde cabe la responsabilidad para todos vendedores y compradores, estos últimos aprovechándose de una situación que avasalló a un vecino.
Esperamos que esta situación no se repita, que se organice de haber una nueva ocasión tal cual lo marca la ley, registro de las personas que ingresan al recinto y en carácter de que es que justifican su asistencia.
Como entidad que agrupa a los periodistas de Pinamar y vela por sus derechos nos parece que el silencio y la pasividad observada es sinónimo de complicidad. Lejos de esta actitud es que alzamos nuestra voz y reclamamos por nuestros derechos que son los de la comunidad pinamarense en lo que respecta a su derecho a la información.
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