Pintora paisajista, sella su impronta en pinceladas libres que capturan el espíritu y la luz de lo que elige plasmar. Allá por sus ocho años practicaba la pintura de anilinas con su padre, de profesión retocador en la editorial Codex. . En esas tardes de ayudar en el taller comienza a manejar los colores, luego la fotografía y, más tarde, el óleo que usaban para restaurar cuadros antiguos le resultó sumamente atractivo. y aprendió la técnica en el taller familiar. Sumó experiencia en los talleres del pintor de la Cárcova, y más tarde clases independientes.
Llegó a vivir a Pinamar y el paisaje la inundó de expresión. Sus primeros cuadros fueron muy pequeños, y tímidamente intentó ubicar todo lo que vía en un 15 x 30. No se estilaba pintar el mar, pero ella lo hizo suyo y cotidiano Las marinas de Carolina capturan el espíritu de ANTAÑO donde el paisaje es protagonista.

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